jueves, 10 de febrero de 2011

De cañas por el mercado de San Miguel

Poder degustar lo que se va a comprar es lo asombroso del mercado: desde el vino o hasta el sushi, pasando por las trufas y las ostras.



En la entrada, a la derecha, un puesto de flores y hierbas aromáticas, a la izquierda, un puesto de verduras, frutas y hortalizas. Al frente, un pasillo transversal repleto de gente tomando algo como si estuviera en un bar. San Miguel ofrece muchas cosas en una, a la vista está que no es un mercado corriente.

Situado en la plaza del mismo nombre, muy cerca de la Plaza Mayor de Madrid, el mercado de San Miguel supone un lugar emblemático de la ciudad. Con la idea de crear un puesto para cada variedad de producto, la política del mercado es ofertar género de alta calidad y que el cliente se haga partícipe de ello: los alimentos se pueden comprar por unidades y probarlos in situ.

Lo innovador de este mercado no es sólo poder degustar lo que se va a incluir en la cesta de la compra, sino que también ofrece un servicio de restauración en pleno centro de Madrid. Abierto de 10 de la mañana hasta las 12 de la noche –hasta las 2 si se trata de jueves, viernes o sábado-, San Miguel ofrece puestos de cervezas, vinos, finos o cócteles, como si se tratara de cualquier bar de la zona.


La diferencia física del Mercado de San Miguel respecto al resto, es que es el único mercado de hierro que se conserva. Su construcción se produjo entre 1913 y 1916, bajo la dirección de Alfonso Dubé y Díez, y fue remodelado en 1999 por la Comunidad de Madrid. Además, la tarea de hacer la compra en invierno se facilita gracias a la multitud de estufas de que está dotado, situadas cada pocos pasos para convertir el entorno en un lugar afable y acogedor.

Hacia el año 2000, la sociedad El Gastrónomo de San Miguel se propuso resucitar el mercado con el objetivo de convertirlo en Centro de Cultura Culinaria, cuyo protagonista sería el producto sin abandonar el espíritu tradicional de mercado.

La variedad de productos que oferta el mercado lo convierte en un centro de gran riqueza gastronómica, pues es posible adquirir alimentos y bebidas de muy diversa procedencia sin tener que caminar más de 30 metros. No tener ideas para una cena en casa ya no es un problema, ya que todos los puestos cuentan con profesionales y expertos al servicio del cliente.

Salir a hacer la compra se convierte en una actividad lúdica y no de necesidad gracias a esta apuesta de El Gastrónomo de San Miguel. Ya no es necesario tener una idea preconcebida de lo que se quiere cocinar: puede uno llegar sin saber qué va a meter en su cocina, y salir con ideas distintas para más de una semana.

Según se entra, los clientes se encuentran con una cervecería donde puede adquirir unas cañas que les acompañen durante la visita al mercado, y si no tiene una idea clara de por dónde empezar, pueden quedarse tomando unas tapas mientras se deciden.
Posteriormente se encuentra un puesto donde se oferta una gran variedad de champagnes, para aquellos que se decidan por un aperitivo más fino. Un gran acompañamiento para los espumosos se encuentra en las inmediaciones de este puesto, a menos de diez metros a la derecha: las ostras.

Daniel Sortut es la empresa encargada de este puesto, que cuenta con 3 variedades de ostras. Lo importante de esta compañía es que no compran el género, sino que se encargan ellos mismos de criarlo. Cualquier cliente puede disfrutar de la degustación de una ostra a partir de 1,5 €, y si se queda con ganas de más, adquirir las que le plazca.

En las inmediaciones de Daniel Sortut, el consumidor se encuentra con un puesto de pasta artesana, donde podrá adquirir también alimentos de alta categoría, así como alimentos para los paladares más selectos: las trufas. Cuenta con diferentes variedades de trufas, tanto blancas como negras, e igualmente aquí podrán adquirirse por unidades.

Para los clientes más cosmopolitas que la tipicidad francesa se le quede corta, yendo hacia la parte izquierda del mercado se encontrarán con Sushimarket, un puesto dedicado a la gastronomía japonesa donde se ofertan multitud de sushis, tatakis, makis… Así como una alta gama de salsas orientales que le darán a los platos un aire distinguido y exótico.

Para los visitantes del mercado que prefieran una cocina mediterránea, justo al lado del sushimarket encontrarán un puesto especializado en aceites, donde el de oliva es el gran protagonista; y enfrente, se encuentra la pescadería al más puro estilo tradicional, que además cuenta con una alta variedad de tapas cuyo componente básico es el pescado.

Si el cliente se dirige hacia el lado opuesto del mercado, encontrará en la zona central gran variedad de puestos donde podrá adquirir multitud de tapas clasificadas por temática gastronómica: perritos calientes, hamburguesas, empanadas, alimentos del mundo, Vol au vent de huevas, patatas fritas, palomitas…, así como un puesto especializado directamente en tapas gourmet: brocheta de pollo con salsa caesar, brocheta de tomate cherry & mozzarella fresca, brocheta de langostinos & alcachofas, papas arrugás con mojo picón…

Respecto a los puestos de bebidas, cabe destacar el Despacho del Vino, donde a parte de gran variedad de frutos secos, se pueden obtener todo tipo de aperitivos: vermouth, finos, manzanillas, sangrías, rebujitos…

Cuando el cliente haya encontrado los productos principales para su menú, se puede dirigir a la esquina derecha del mercado, donde encontrará la Cacharrería, donde podrá comprar cualquier tipo de menaje específico para el proceso de elaboración de sus comidas. En las inmediaciones de esta tienda se encuentran los puestos de lácteos, helados y dulces, donde se oferta una gran variedad de suculentas terminaciones para cualquier tipo de banquete.




Para finalizar la visita al mercado de San Miguel, es cuasi obligatoria la visita a la Librería, donde se pueden adquirir libros de turismo, guías de Madrid, recetarios, manuales de productos según tipología de alimentos primarios o según tipología de platos cocinados, libros de pasta, arroces, café, patata, cócteles…

Este puesto ofrece una visión más allá que la simple adquisición de productos, ya que aun teniendo la materia base, a veces es muy práctico encontrar una guía que facilite la elaboración, sobre todo después de haber estado de cañas durante la visita al mercado.

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